3 razones por las que las sesiones de compromiso son mucho más importantes de lo que imaginas

1. Las fotos se usan en su web de boda


Cada vez más parejas crean una página web para compartir todos los detalles de su boda con sus invitados. ¿Y qué es lo primero que verán los amigos y familiares al entrar a esa web? ¡Las fotos de la sesión de compromiso! Este es tu momento para lucirte, crear imágenes que reflejen su historia de amor y que causen una primera impresión inolvidable. Todos los invitados las van a ver, así que es una oportunidad maravillosa para mostrar tu estilo y dejar huella.

2. Genera confianza antes del gran día


Esta sesión es también una especie de ensayo general entre tú y la pareja. Ellos aprenden a soltarse frente a tu cámara, tú descubres cómo se relacionan entre ellos, qué les hace reír, cómo se sienten más cómodos. Así, cuando llegue el día de la boda, ya saben exactamente qué esperar de ti (y tú de ellos). Esto crea una dinámica mucho más fluida, natural y relajada.

3. Puedes crear algo tangible con esas imágenes


Muchos novios aprovechan estas fotos para diseñar un Guest Book (libro de firmas) donde los invitados pueden dejar mensajes durante la boda. Si tú les ofreces este servicio personalizado, no solo les estás dando algo práctico y hermoso, también estás agregando valor a tu experiencia como fotógrafa.


Y sí, hay muchas más razones por las que estas sesiones son tan lindas, memorables y útiles, pero si te quedas con estas tres, verás cómo cada una aporta magia tanto para la pareja como para tu marca.

Más allá de las fotos: cómo convertir la sesión de compromiso en una experiencia transformadora para la pareja

1. Marca el tono desde el principio


Desde tu web, tus redes sociales y ese primer encuentro con la pareja, es esencial que tus imágenes comuniquen lo que ofreces. Si deseas atraer parejas que buscan momentos íntimos, reales y llenos de emoción, esas son las fotos que deben estar visibles. Y durante esa primera conversación, no tengas miedo de hablar desde el corazón. Puedes decir algo como:

”¿Sabes por qué estamos tomando estas fotos? Porque entre todo el caos del mundo, ustedes se encontraron. Se eligieron. Eso es lo que quiero celebrar. No estoy aquí solo para posarles, sino para capturar cómo se aman, cómo se miran, cómo se sienten cuando están juntos. Lo demás fluye.”

2. Ayúdales a prepararse emocionalmente


Una semana antes de la sesión, puedes enviarles un correo con algunas recomendaciones. Invítalos a planear una tarde tranquila antes del día de la sesión, para reconectar sin estrés. Recuérdales que esta sesión es un momento para celebrar su historia, no una tarea más de la lista de planificación.

Una idea preciosa: pídeles que escriban una carta el uno al otro, explicando por qué se eligieron, qué admiran, qué sueñan. Diles que no la compartan antes y que la leerán en voz alta durante la sesión. Ese momento suele ser mágico. Les ayuda a abrirse, a emocionarse y a olvidarse de la cámara. Después de leer las cartas, regálales unos minutos de intimidad. Lo que ocurre en ese silencio suele ser lo más auténtico.

3. Da espacio y tiempo para que se pierdan el uno en el otro


No todas las sesiones deben estar llenas de instrucciones. A veces, lo más poderoso es quedarse en silencio. Deja que caminen juntos hacia una locación, que conversen sin que los escuches, que se abracen sin prisa. Observa cómo naturalmente se acercan, se relajan, se ríen. En esos momentos, la cámara captura lo que las palabras no pueden.

4. Recuerda lo más importante


Al comenzar la sesión, dales una pequeña charla. Algo sencillo como:

“Hoy no estamos aquí para cumplir una lista de poses, estamos aquí para que se olviden del mundo por un momento. Para que recuerden cómo se siente abrazar a la persona que aman. Este tiempo es solo suyo.”

Eso los centra, los conecta, y transforma todo lo que viene después.